Comportarse en la pista, manual para caballeros.
En este artículo nos gustaría recordar a nuestros lectores las normas básicas del comportamiento de una pareja en la pista y de cada miembro de la pareja para con el otro. Esperamos que esto sea útil para todos.
El tango es un baile de desplazamiento en el que se circula en dirección contraria a las agujas del reloj. Si vas a pararte para realizar una figura o careces de la pericia necesaria para mantener el ritmo de circulación, acércate al centro de la pista. Caminar por la periferia presupone que vas a mantener tu velocidad y dirección de movimiento.
Nunca adelantes a una pareja de cerca por su derecha. Es el ángulo muerto de la visión del hombre a quien le tapa la cabeza de su pareja y no sabrá que estás ahí; con el riesgo que supone de que se mueva o gire a la derecha tropezando contigo.
No indiques a tu pareja que realice boleos o ganchos altos. Si quieres hacer un boleo, que sea bajo y bien marcado. Para ellas: Que no se dejen llevar por el arrebato del momento y contengan el boleo. Las espinillas de los demás se lo agradecerán.
No realices movimientos bruscos o imprevistos. Puedes sorprender a tu pareja cuanto quieras con tus improvisaciones, pero no sorprendas nunca al resto de parejas que hay en la pista: ellas deben saber siempre hacia dónde vas.
Las figuras no siempre cuadran con cualquier ritmo ni con cualquier orquesta: estudia qué figuras son acordes con qué versiones de qué tangos y no trates de hacerlas sólo porque quieres demostrar tus conocimientos. Tu pareja y el resto de los bailarines se sentirán encantados.
Si ya has comenzado una figura y descubres que por las circunstancias de la pista se te cierra el espacio, no te empeñes en acabarla. Una norma de cortesía, que los demás reconocerán, será interrumpirla y dejarla para mejor ocasión.
Salvo que la pista esté muy vacía no avances nunca de espaldas. Tu pareja no siempre podrá ver por encima de tu hombro y aún así le puede no resultar fácil frenarte si hay un obstáculo.
móldate siempre a la capacidad de tu pareja. Si baila peor que tú (o eso crees) no la obligues a realizar movimientos que la puedan hacer sentirse incómoda. Si baila mejor, no intentes lucirte: haz lo que sabes. Vale mucho más un tango bien bailado, con sentimiento, aunque sea con pasos sencillos, que un tango con grandes figuras y adornos, a destiempo, o mal realizados.
No hables durante el baile. Tú, que diriges, debes escuchar y sentir el ritmo. Ella deberá seguirte sintiendo lo mismo que tú. Para conocerse está el espacio entre pieza y pieza. Y desde luego, jamás des lecciones teóricas sobre cómo bailar. Es la manera más rápida de que te odien.
Acompaña a tu pareja hasta su asiento al final del baile. Si fuiste hasta donde ella estaba para invitarla a bailar, lógico es que la devuelvas a su sitio del mismo modo. Y por supuesto, dale las gracias; aunque en tu fuero interno te estés diciendo que no la vas a volver a sacar en tu vida.
Procura que no te abandone el desodorante durante el baile. Si sudas mucho, llévate una barra de repuesto en la bolsa de zapatos. Una visita al baño y como nuevo. (Puedes hacer lo mismo con la pasta de dientes y el cepillo, sobre todo si vienes de cenar fuera; la goma de mascar también es un buen auxilio.)
Publicado originalmente en Madrid, Tangoneón nº 33 Junio 2004 (rincondeltango.com)